Transcripción
Todos hemos tenido alguna vez un sueño en donde teníamos miedo y con esto no me refiero a pesadillas, pesadillas en donde, no sé, probablemente venga un monstruo detrás de nosotros, o que fueras a caer de un avión, o que haya perros que te quieran morder, o cosas a las cuales tengas fobias: arañas, cosas gigantes, cosas sacadas de proporción. Y tú alguna vez has soñado que tenías miedo y con esto me refiero, ahora sí, a ese tipo de sueños en donde algo en tu corazón te decía que las cosas no estaban bien. Al inicio no puedes identificar la fuente de la amenaza. Fíjense cómo están estos sueños, pero a medida que el sueño se desarrolla, el temor se hace cada vez menos difuso y llega un momento en que eso que te da temor, que de momento no sabes qué es, comienza a revelarse, y esa es una de las características que tienen estos sueños, porque muchos apelan a algo que es familiar, y aquí está la clave. Es un comportamiento, fíjense bien, caracterizado, fingido. Como les decía no es una pesadilla tradicional, sino que es algo que está disfrazado para ti, pero te causa miedo. En dichos sueños, suelen aparecer familiares, amigos, colaboradores de trabajo y bueno, también podríamos decir conocidos o hay extraños, pero el objetivo es hacerte creer que todo es normal, luego te das cuenta que, en realidad, no son ellos, que ese familiar no es ese familiar, que ese amigo solo es por fuera, que sí son, pero no son, que son por encima, pero que debajo son algo distinto, es algo opuesto. No sé ustedes, pero en muchas de las ocasiones en que he soñado algo así, el miedo va dejando un rastro hasta que el inconsciente toma la hebra, lo identifica y a veces suele dar con entidades negativas, personas como brujas, demonios, animales, en fin, ya cada quien le da su historia ¿no? pero bueno, así es en mi caso. Pero el chiste es que esto es algo que nos resulta, al inicio, conocido.
Y con esto quiero introducir el tema que suele repetirse entre colegas de mercadotecnia y ventas, porque fíjense, un día estás trabajando, un día estás revisando campañas, checando artes, observando tus KPIs, buscándoles una respuesta y, sin embargo, mientras trabajas, mientras navegas por tus redes sociales, hay algo que supuestamente es nuevo y que has venido notando. Es una marea, vaya, un tsunami de anuncios y ofertas, todos los colores y sabores, y todos tratando de apuntar a una misma promesa: easy money, easy way, anytime, anywhere, easy money, easy way, anytime, anywhere. El problema que comienza a surgir con los profesionales de marketing es que se frustran, me incluyo, porque hay tantas empresas que ofrecen servicios milagrosos, que ya no sabes a quién creerle. Cada una de estas empresas grita sus verdades una y otra vez hasta que se convierten en verdad, o al menos eso es lo que buscan. Todos los días están lanzando este mensaje. Quieren que pases de la aversión a la aceptación. Han estado martillando esta narrativa sin parar y es ésta: ellos poseen la verdad y tú no la tienes, pero, y aquí entra lo positivo, es que tu inconsciente tiene una alerta, tú sientes que algo no está bien. Hay una disonancia entre tu realidad y la que ellos pregonan. Te sientes incierto, como líder de marketing te sientes atrasado, hay algo que no te deja estar cómodo, quizás inseguro ¿y sabes por qué? porque sabes, porque hueles que alguien está mintiendo. Este es el tema de los mitos y realidades en marketing. Mi sugerencia es que no te dejes llevar por cualquier publicidad que te encuentres, ni por cualquier mensaje, ni por cualquier persona que esté pregonando. Mucha gente dice que tiene las fórmulas de las ventas, pero si algo nos ha enseñado la pandemia es que es precisamente todo lo contrario, es que nadie tiene las respuestas. Éste fue el mejor momento, me refiero a la pandemia, en que la gente que tenía la panacea la pudo haber sacado, pero pues no, no fue así. Y aquí la moraleja, y es que tenemos que conocer las bases, tenemos que aferrarnos en que hay fórmulas, hay fórmulas probadas, o al menos fundamentos, que pueden ayudarnos a dilucidar mejor las cosas. Hay que conocer un poco de historia, hay que saber de dónde vienen las cosas, rastrearlas, encontrar el hilo que nos dice ¿de qué están hechas estas supuestas verdades? Y cuando te encuentres, la próxima vez, en una de estas situaciones, aparentemente familiares, pero que tú sabes que algo no está bien, te recomiendo 3 preguntas: ¿quién eres tú? ¿de dónde vienes? y ¿cuál es tu testimonio? Si tú aplicas estas 3 preguntas a estas personas ¿quién eres tú? ¿de dónde vienes? y ¿cuál es tu testimonio? entonces el mensaje que ellos traen pasa por la prueba del ácido, que es cuando tú los vas a poner a prueba y ahí van a pasar dos cosas: o te darás cuenta que son mentiras, o muy probablemente también, puedan ser verdad, pero ese sentimiento que tienes de inseguridad es tu alarma, este cascabel que te indica que tienes que hacer una pequeña pausa y preguntarle si eso que está frente a ti tiene una historia ¿cuál es? y ¿cuál es su testimonio? Todo lo demás ahí cae como dominó.
Este es un capítulo más de marketing y ventas de Venditum. Mi nombre es Daniel Alvarado y estamos hablando con gente y para gente apasionada en el marketing.
Gracias.